“CONOCIENDO LA CRIOLLA”

La uva Criolla es una de la variedades que últimamente están más en boga en los consumidores, a raíz de que muchos productores argentinos de distintos puntos del mapa comenzaron a revalorizarla, en cuanto al manejo del viñedo y calidad en la vinificación, de manera tal de lanzar etiquetas al mercado como varietal.

Para intentar aclarar el panorama y las características organolépticas de esta cepa cada vez más difundida. El sommelier Martín Buonsante preguntó: “Pero, ¿Que entendemos por Criolla? Porque pareciese que Criolla es todo lo mismo, y no es así. Hay dos grandes familias que son, la Criolla Chica y Criolla Grande, y que asimismo, son dos variedades que no tienen nada que ver una con la otra.

Criolla Chica o Listan Prieto española es originaria de Canarias y de las primeras uvas en llegar a nuestro país, masomenos en el 1500, junto a la Moscatel de Alejandría. Se plantaron y luego eso se empezó a degenerar, empezaron a aparecer mutaciones genéticas pero naturales, y de ahí surge el Torrontés, que no es técnicamente criolla porque es hija de dos variedades españolas. Pero después se mezclaron la Listan Prieto con el Torrontés, y así sucesivamente comenzaron a nacer un montón de variedades nuevas. Criolla, su nombre es porque se generaron acá naturalmente, entre ellas los Moscateles, salvo el de Alejandría, el Moscatel negro, el rosado y el blanco, que son variedades de Criollas que fueron después identificándolas. Por ejemplo, el Torrontés Riojano es autóctono argentino pero hijo de dos variedades europeas. por eso no es criolla, en cambio el Sanjuanino si es Criolla porque es hijo de una europea y Torrontés, ahí es donde se empiezan a generar los cruces”.

 

Según un informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) la Criolla Grande o Sanjuanina junto a la Cereza y la Criolla Chica, integra el grupo de cepajes llamados “criollos” por la antigüedad de su cultivo en Argentina y otros países de América. Se ha determinado que su origen es un cruzamiento de Moscatel de Alejandría y Listan Prieto.

 

"CONOCIENDO LA CRIOLLA"

Está ampliamente difundida en Cuyo, generalmente en parrales mezclado con la Cereza. Presenta alta productividad y es bastante susceptible a Peronóspora. Sus vinos son de muy poco color y pobre calidad y requieren para su comercialización cortes con otros caldos. Es una de las variedades más utilizadas en la elaboración de los denominados “blancos escurridos” y en la producción de mostos.

 

Como los demás cepajes criollos, su presencia en distintos países de Sudamérica, es conocida desde muy antiguamente. Estudios recientes (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria – INTA) demuestran que proviene de cruzamientos naturales de diversos cepajes foráneos (Muscat a Petit Grains, Heptakilo, Moscatel de Alejandría, Listan Preto). Es una variedad con aptitudes para el consumo en fresco, pero se destina en gran parte para la elaboración de vinos básicos y puede dar origen a un vino moscatel de intenso perfume, en ocasiones muy apreciado. Está ampliamente difundida en Mendoza, generalmente en parrales mezclado con otros cultivares como Criolla Grande, Cereza y Pedro Giménez.

 

Ampelográficamente se caracteriza por sus hojas redondas, de dientes convexos, pentalobadas, con senos laterales semejantes y de profundidad media. El racimo es grande, bastante suelto con bayas redondas, algo más chicas que las de Cereza.

 

 

 

SUPERFICIE

En el año 2018 se registraron un total de 14.040 ha de esta variedad, lo cual representa el 6,4% de la superficie total de vid del país, siendo la quinta variedad más cultivada. Se cultiva casi exclusivamente en Mendoza (96,6%) y San Juan (3,2%). La cantidad de hectáreas de variedad Criolla Grande va en disminución. En el período 2000-2018 ha disminuido un 43% (-10.601 ha) la superficie de esta variedad. En Mendoza bajó un 42,8%, en San Juan un 48,6% y en otras provincias un 56,9%.

 

SISTEMA DE CONDUCCIÓN

En la provincia de San Juan más del 99% de la Criolla Grande se encuentra bajo el sistema de conducción parral, y ese porcentaje prácticamente se mantiene en todas las localidades. En Mendoza, en promedio, el 63% de esta variedad se conduce en parral, y este porcentaje varía en las distintas localidades. Tupungato y Tunuyán alcanzan el 100%, mientras que en La Paz y General Alvear solo llega al 36% y 25% respectivamente.

 

PRODUCCIÓN

En el año 2018 se registró una producción de 2.517.261 quintales de uva variedad Criolla Grande en todo el país, alcanzando el tercer puesto del ranking de variedades con casi el 10% de los quintales cosechados en el año. El 97,3% del país corresponde a la provincia de Mendoza y el 2,6% a San Juan.

 

17/10/2019  Martín Ignacio Gil