Mosquita Muerta y la importancia de una buena etiqueta

La familia Millán comanda una de las bodegas más innovadoras del país con marcas que cuentan muchas historias. Un emprendimiento familiar cambió la manera de comunicar el vino.

 

Al recorrer la historia del vino es fácil comprobar que siempre se trato de un ámbito muy exclusivo y conservador. Basta observar las etiquetas más tradicionales para notar que en otros tiempos los códigos de diseño y comunicación eran muy simples y comunes entre todas las bodegas. Básicamente, los nombres de los vinos tomaban el nombre del establecimiento que solía ser el apellido de la familia fundadora o bien la ciudad de origen de ésta. Incluso ciertos apellidos eran, algunos aun hoy lo son, comunes a varios vinos o establecimientos.

 

Pero hace unos veinte años el escenario comenzaría a cambiar con la llegada de nuevas familias a la industria. En nuestro país este nuevo capítulo dio la oportunidad primero a muchos winemakers que tras años de trabajo en grandes establecimientos se animaban a la bodega propia, luego una oleada de inversores extranjeros encontraría entre los viñedos argentinos su lugar en el mundo y por último algunas familias exitosas en otras industrias escribirían su propio capitulo. Entre estas últimas la familia Millán es una de las que marcó la diferencia. Por años dedicado al comercio en Mendoza y otras provincias, José Millán junto a sus hijas, Marisel y Melisa, irrumpió en la escena vitícola con ingenio y creatividad. Una historia de éxito en tiempo record que sumó a la industria vínica local nuevos códigos estéticos y en la comunicación.

 

¿Cuándo comienza la historia de la familia Millán en el mundo del vino?

 

Nuestro desembarque en el mundo del vino comienza en 2001 cuando la familia compra Bodega Toneles. La misma estaba destinada a ser demolida para hacer un centro de distribución para la actividad principal de la empresa, el Supermercado Átomo. Luego de recorrer la Bodega por varios meses, mi papá José se enamoró del legado que habían dejado los “Armando Hermanos” con su majestuosa obra arquitectónica de 1922. Seguro de esa decisión, comenzó en 2002 con el proceso de reacondicionamiento, remodelación y puesta en valor de la bodega.

 

Unos años más tarde, en 2010, nace el proyecto de Mosquita Muerta de la mano de mi papá, José Millan (hijo). Buscando el nombre de las líneas con el enólogo, nos dábamos cuenta que cada vez eran más raros o más intelectuales, entonces José propuso que usáramos conceptos más populares, más cotidianos. Entonces, Mosquita Muerta surge a partir del dicho popular sobre la sagacidad de la mujer y su comodidad para por ejemplo, llegar a un evento multitudinario y, en menos de 30 segundos te revolucionar todo, desenvolverse con cierta elegancia y soltura, mientras que el hombre es más callado o tímido. Esta habilidad de ser sociables, elegantes y al mismo tiempo protagonistas de la escena es lo que mi papá admira de ellas. A pesar de que la gente le decía que estaba “totalmente loco” por registrar ese nombre, lo hizo igual. Este nombre inspiró el logo: una cruz que tiene cinco letras M, por el nombre de sus cuatro hijas y por el de su mujer que se llama Marisa.

 

¿Cómo nació la idea de contar las historias desde las etiquetas y qué devolución tuvieron del consumidor?

 

Nuestro origen comercial tiene que ver con el rubro del supermercado, que no tiene ninguna relación con el mundo del vino, que es muy tradicional y en general involucra a muchas generaciones de familias. Por ende, muchos enólogos nos llamaban informalmente “sapos de otro pozo”. Nosotros aceptamos esta realidad y la exponemos con orgullo, y de allí nace el nombre de uno de nuestros vinos, Sapo de Otro Pozo.

 

La respuesta que hemos recibido de los consumidores es increíble. Cada vez que miran las etiquetas, leen los nombres y toman el vino, es una ceremonia lúdica: se ríen, preguntan, quieren saber qué hay detrás de cada una de esas “personalidades” que hemos inmortalizado en los vinos. Los consumidores se sienten identificados, siempre en los grupos de amigos o familias hay un “pispireta”, una “mosquita muerta”, un “sapo de otro pozo” o un “perro callejero”.

 

 

¿Cuál es la historia detrás de Perro Callejero, Mosquita Muerta y Sapo de Otro Pozo?

 

Perro Callejero (que forma parte de la Selección Exclusiva de agosto de 2018) es símbolo de búsqueda incansable, de una persona que no se cansa de recorrer, de reinventarse. Es sinónimo de alguien independiente que se abastece con sus propios recursos y nunca, nunca, deja de buscar. Lo que quiere transmitir la historia es que cada uno de nosotros siempre tiene un objetivo, una meta o sueño por cumplir y por más que lo logre, al otro día ir en busca de uno nuevo. Un perro callejero es soñador, voraz y fiel. Está en búsqueda de su “hueso de oro”, al que quizás no llegue nunca, pero es su Norte.

 

Perro Callejero, fiel a sus convicciones e incansable buscador.

Guiado por su olfato enfrenta día a día su propio destino.

Perro Callejero que busca ese hueso de oro hasta las últimas consecuencias.

No intentes domesticarlo… él es su propio dueño.

 

¿Tienen más etiquetas de este estilo para salir al mercado? ¿Qué historias contarían…?

 

El año pasado lanzamos “Malcriado”, el vino ícono de Mosquita Muerta que hace alusión al primer nieto de José. Finalmente, después de 4 hijas mujeres, llegó el varón de la familia, el aliado de su abuelo. Felipe nació rodeado de mujeres, las Mosquitas Muertas, y es adorado y celebrado por todas ellas.

 

Durante el 2018, lanzaremos “Cordero con piel de lobo”, y hace alusión a esa personalidad clásica de ser un cordero pero aparentar con un tapado de piel ser un lobo.

 

Vayamos a los vinos, ¿cuál es la búsqueda de la familia en materia vitivinícola? ¿cómo explicas el concepto que encierra Perro Callejero?

Nuestra premisa es priorizar la tipicidad varietal y la expresión de cada terruño, es decir no “tapar con madera” las características de cada viñedo. Estamos constantemente trabajando en I+D realizando microvinificaciones con diferentes métodos de elaboración y conservación, tales como co-fermentaciones y el uso de huevo de hormigón que están presentes en cualquiera de los cortes de Mosquita Muerta Wines.

 

En cuanto a Perro Callejero, nos gusta jugar con diferentes fincas y por eso tenemos;

Perdriel| 50% Malbec   Altura: 930 msnm Vista Flores | 25% Malbec Altura: 1020 msnm Los Chacayes | 25% Malbec Altura: 1092 msnm

 

En cuanto a su elaboración, trabajamos con fermentación en vasijas open top de roble francés y piletas de hormigón. Las uvas fermentan durante 20 días a temperaturas bajas y con levaduras provenientes de los viñedos, para obtener una mayor expresión frutal varietal y complejidad aromática. Manejo manual del sombrero con pisón y trabajos de manito hacia el final de la fermentación. Este Blend de Malbec, tiene un leve paso de 6 meses por duelas de roble francés.

 

Además de Mosquita Muerta, ¿qué otros proyectos tienen hoy?

 

Fuego Blanco Wines, 100 % Valle del Pedernal, en el límite entre la provincia de San Juan y Mendoza. Con esta línea, exploramos la exuberancia de un suelo cuyo potencial está aun por ser descubierto. Las condiciones de clima y suelo permiten vinos de un carácter distinguido: nuestra finca se encuentra a más de 1500 metros sobre el nivel del mar, el clima brinda excelente amplitud térmica, el agua de riego proviene de vertientes naturales, los suelos son pedregosos y el abrazo de Los Andes que resguarda la vid de los vientos.

 

En la bodega tienen uno de los restaurantes más importantes de Mendoza, ¿Qué ofrecen?

 

 

Abrasado se encuentra dentro del predio de Bodega Los Toneles, patrimonio cultural de la provincia de Mendoza. Es un restaurante que tiene como pilar la “cocina de producto”. Este concepto reivindica la excelencia de la materia prima. Productos nobles como carnes, aceite de oliva, aceto balsámico, especias y vinos, son obtenidos de campos, fincas y viñedos nuestro familia y posteriormente son llevados a la mesa para ser disfrutados por los comensales. Frutas frescas y verduras minuciosamente seleccionadas, inconfundibles pastas caseras, platos cuidados y sabrosos son el resultado de un incansable trabajo de producción. Con estilo, Abrasado lleva los sabores y aromas del campo argentino a la mesa de su acogedor espacio. Abrasado, además, es un espacio abierto al arte; invitamos a diferentes artistas locales a exponer sus obras y, así, brindar calidez y mostrarle al público extranjero el talento mendocino.

 

El signo distintivo de Abrasado son las carnes maduradas en seco. Los mejores cortes de carne vacuna (T-BoneSteak, bife de chorizo y ojo de bife con hueso) se encuentran almacenados en un sistema de refrigeración bajo rigurosos controles de temperatura (1-3 °C), humedad (50-70%) y un flujo constante de aire. Todos los cortes elegidos para este programa de maduración premium permanecen entre 7 y 28 días en cámaras refrigerantes. Este proceso natural disminuye la humedad propia de la carne concentrando su sabor. Además, debido a la acción de las enzimas que desprenden los tejidos del músculo se logra una carne con mayor textura. El resultado es un corte vacuno de mayor intensidad de sabor y terneza. Abrasado es el único restaurante de la región de Cuyo que ofrece este sistema de añejamiento de la carne.