Chachingo El dantesco reino de uno de los mejores enólogos del mundo
Alejandro Vigil, el Messi de los vinos, abrió hace tres meses un restaurante en su finca inspirada en La Divina Comedia y es un boom. Los turistas van a probar sus premiadas creaciones y sacarse fotos en un lugar que ya es de culto.
Llegar a la localidad agrícola de Chachingo, a sólo 25 minutos en auto desde el ingreso a la ciudad de Mendoza, parece algo simple. Sin embargo, hay que andar a paso lento entre poblaciones rurales de esquinas adoquinadas. Transitar hacia el sureste por la pintoresca calle Urquiza de Coquimbito, la más utilizada por el turista que recorre bodegas en bicicleta, y atravesar arboledas de carolinos que superan los 10 metros. Seguir hasta donde topa –que en el diccionario cuyano es donde termina en forma repentina una calle– y estar atentos al cartel que dice Videla Aranda, la calle de Maipú. Desde allí, a unos dos kilómetros hacia el norte entre fincas de viñedos, olivos, ciruelos y duraznos, está Casa El Enemigo.
Una pareja de treintañeros de Estados Unidos apuran sus pedaleadas para llegar a tiempo a la casa bodega de Alejandro Vigil, jefe de enología de la bodega Catena Zapata y creador del vino El Enemigo. Su socia es Adrianna Catena, hija del bodeguero Nicolás Catena y dueño del gran imperio vitivinícola.
Vigil (42) es ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Cuyo y lleva 14 años en Catena Zapata. Antes trabajó en el INTA Luján de Cuyo, donde investigó los suelos más propicios para el desarrollo del Malbec, la cepa emblema de Argentina. En su casa levantó su bodega y un restaurante para 55 cubiertos.
Sus hijos Juan Cruz (6) y María Giuliana (3) juegan entre las mesas, dibujan animales salvajes en el barro y hablan con los turistas como si se tratara de un pariente que visita la casa. Su esposa María Sance, doctora en Biología y docente universitaria, es la responsable de llevar adelante el restaurante.
Vigil recreó la Divina Comedia en su finca. El predio se llama Casa El Enemigo. A la bodega la bautizó como Los Valientes, la plantación es Nuestros Viñedos y el restaurante, Los Glotones. Como el Dante, el paseo invita a atravesar los reinos de ultratumba, distintas cavas para conservar vinos. Primero, el infierno, después el purgatorio y, finalmente, el paraíso.
En uno o dos meses más estarán listos los vinos de esa finca. El enólogo apunta al terruño para potenciar el suelo y clima, y dejar de lado la madera. “No hay peor enemigo que el miedo de no concretar las cosas por inseguridad. Hay que ganarle la batalla interna al miedo”, repite el enólogo, a quien consulta el particular nombre de su casa bodega.
De bermudas estilo militar, remera negra y zapatillas, Vigil se pasea como un turista. Se sienta a cada mesa para charlar con sus invitados y descorchar generosamente varias botellas de vinos, que van de los 500 a 900 pesos en el mercado. “Estalló esto”, dice tomándose la cabeza, mientras su casa se ve invadida de brasileños, norteamericanos, colombianos, peruanos y europeos que vienen a probar sus vinos.
Dos de ellos acaban de obtener el máximo puntaje argentino en la publicación más influyente del mercado de vinos, el reporte 2015 de Wine Advocate del experto Robert Parker. Sus creaciones Gran Enemigo Single Vineyard Gualtallary Cabernet Franc 2011 y Catena Zapata Adrianna Vineyard Malbec 2011, calificaron en 98 puntos sobre 100. Y el vino de su pequeña bodega junto a Adrianna Catena, Bodega Los Valientes Chachingo Legend 2013, consiguió 96 puntos.
El Gran Enemigo Gualtallary se solicita por mail y está toda la producción del año vendida. “Armamos una lista de espera para no favorecer el elitismo en la bebida, y el que lo desee pueda disfrutar de El Enemigo”, explica Vigil. Cree que el reconocimiento de estos puntajes no es personal sino grupal. “Haber obtenido 403 vinos con puntajes superiores a 90 es un premio a la región, al esfuerzo. Hemos crecido en media y alta gama en comparación con el año anterior”, asegura.
Vigil nació en el centro mendocino, a pasos del polo gastronómico de calle Arístides. En el convulsionado 2001, ingresó a la bodega Catena Zapata. A los tres meses, el dueño de la bodega le pidió hacer el blend (mixtura de cepajes) del vino Nicolás Catena Zapata 2001. Quedó impresionado. De inmediato fue contratado para elaborar la alta gama de la bodega.
En 2006 nació el proyecto El Enemigo junto a Catena y su hija, y los primeros vinos salieron al mercado en 2010. Utiliza viñedos de la familia Catena de Gualatallary en el fértil Valle de Uco y otros viñedos seleccionados de la zona este mendocina.
Después de vivir 11 años con su esposa en campos de El Carrizal, una zona agreste donde está afincada la comunidad boliviana que trabaja en plantaciones, decidieron mudarse. “Empezamos a investigar. Descubrimos que Chachingo fue una de las primeras zonas donde se había cultivado y encontramos este lugar, nos encantó”, cuenta. Hoy tienen planeado seguir ampliando la finca. “Logré hacer lo que tenía mi abuelo en San Juan, que era la casa y la bodeguita, ahí donde debo haber probado por primera vez el vino, pero con soda”, recuerda.
Su lugar en el mundo es Chachingo, en la localidad de Cruz de Piedra, Maipú. Llegó con el entusiasmo de saber que podía tener buenos vinos. Asegura que sus vecinos fueron fundamentales: “Encontramos una comunidad que nos dio ayuda, que nos protege y dijimos ‘es esto lo que queremos’”. A 500 metros pasa el río Mendoza, que se alimenta de agua de deshielo. En la propiedad hay tres caballos que son de su hijo Juan Cruz. La familia disfruta las cabalgatas con los gauchos de la zona.
Falta poco para el almuerzo. Los mozos van y vienen con bandejas cargadas de copas de vinos. Una brasileña de unos 50 años se acerca para fotografiar la casa del enólogo y llevarse la postal de sus galerías mirando el viñedo. “Al principio nos costó un poco recibir turistas en la casa, pero ahora nos gusta. Les podemos mostrar la forma de vida que tenemos, cómo vivimos, qué hacemos. Hemos tenido que encontrar el equilibrio entre nuestra propiedad y el lugar”, confiesa Vigil.
La mayor demanda de público llevó a Casa El Enemigo a modificar las típicas entrañas, picadas y empanadas que se servían al comienzo por platos más elaborados de trucha y carne asada. Al menú, a cargo del chef Santiago Maestre, se incorporaron los productos delicatessen, como quesos y dulces que produce la esposa de Vigil con la marca Gardenia delicatessen. Todos los platos del restaurante son aptos para celíacos.
Y es un fenómeno. “La realidad es que no lo esperábamos. Abrimos hace tres meses y medio con la idea de darle algo de comer a la gente que venía los viernes y sábados a degustaciones. Pero cada vez querían quedarse más”, apunta el enólogo. La bodega está abierta de 9.30 a 17.30, todos los días, menos el domingo.
El almuerzo por persona cuesta 500 pesos, incluidos los vinos. La distinción con otros restaurantes de bodegas es que hay mucha generosidad con el llenado de copas. “Me cansé de visitar lugares y que apenas podía mojar los labios con un vino”, dice Vigil y quiere que sus visitantes “disfruten el vino y se lleven la experiencia de probarlo y saborearlo”.
Le parece fundamental tomar contacto con los que visitan la casa. “Es una posibilidad de acercarte al consumidor y transmitirle tu idea sobre el vino y la vida en forma directa”, sostiene. Hace probar vinos de otras bodegas, para que el visitante se lleve una impresión de los vinos de la región: “Me junto dos o tres veces por semana con otros enólogos. Probamos los vinos, charlamos sobre los conceptos que estamos desarrollando. Lo más importante es que rompimos la barrera o el miedo de criticarnos. Hoy nos decimos las cosas que pensamos, en confianza, lo que es fundamental para ayudarnos”.
Vigil o el Messi de los vinos, como muchos lo califican, no se imagina haciendo otra cosa. El poco tiempo extra lo dedica a jugar con sus hijos, aprender violín y bajo, escuchar jazz, o escribir cuentos, otra de sus otras pasiones. En lo laboral prefiere concentrarse en la experimentación con cepajes y zonas. Dice: “Hay que dividir los problemas coyunturales, como el atraso cambiario y los costos internos, de lo meramente técnico. Prefiero estar todo el tiempo planteándome todos los vinos que vamos a hacer”. Adelanta que la actual cosecha es espectacular, una de las mejores desde 2004: “Totalmente fría, con vinos aromáticos, de muy bajo alcohol, fácil de beber, lo que está buscando el mundo”.
Una expresión bien mendocina toma fuerza: “Por qué no te vas a la loma del Chachingo”, se suele sugerir cuando se quiere apartar a alguien y enviarlo bien lejos. Vigil logró que ese lugar remoto pueda ser un placentero destino por explorar.
Vigil en primera persona
Presente: Enólogo jefe de la bodega Catena Zapata, copropietario de El Enemigo Wines y Casa El Enemigo, y una de las 50 personas más influyentes del vino para la prestigiosa revista Decanter.
Mentores: “Mi abuelo Tristán, mi padre y la literatura de Julio Cortázar”.
Placeres: “Escribir, escuchar rock y jazz, tocar el bajo y el violín, disfrutar de la compañía de mi esposa María y mis hijos Juan Cruz y Giuliana”.
Exigente: “En Catena siempre hay que estar entre los mejores y siempre hay nuevos desafíos y ganas de hacer mejor las cosas. No quiero hacer el segundo mejor vino. La necesidad de poder estudiar es como una aventura que me mantiene arriesgando todo el tiempo, y siempre en busca del mejor resultado posible”.
Su relación con los famosos: A Marcelo Tinelli le elabora el vino Fede, el Indio Solari, viaja exclusivamente para compartir un vino y estrellas internacionales como Bono o Tommy Lee Jones elogian sus vinos. “Con Marcelo (Tinelli) tenemos una relación de amistad. Es un tipo muy simple, que le encanta el vino y con quien disfruto de compartir esa pasión. Al Indio lo conocí por intermedio de un amigo común y nos caímos bien desde el principio. Es una persona impresionante, por todo lo que sabe”.
El Enemigo: “Surgió a través de distintas charlas que tuve con Adrianna, la hija menor de Nicolás Catena y mi socia en el proyecto. Trabajamos sobre todo con Cabernet Franc, si bien tenemos Malbec y otros varietales. El concepto es volver a hacer los vinos como se hacían antiguamente”.
Las etiquetas: “Son creaciones de Adrianna Catena. La Divina Comedia es uno de los textos inspiradores, con sus cielos e infiernos”.
La cocina de “El Enemigo”
Con 32 años, Santiago Maestre es el chef titular de Casa El Enemigo desde hace dos meses. “Como profesor de cocina tuve la suerte de conocer gente muy abierta, entre ellos Jorge Crotta, que me hizo el contacto para venir a trabajar con Vigil. Hice una prueba y quedé”, cuenta.
El chef describe al enólogo como un rock star, pero que en su trato mantiene una actitud simple y familiar. “Así es la comida que preparamos: sencilla, con detalles gourmet para que vaya bien con estos vinos de gran calidad”, explica.
En su menú hay cortes de carne vacuna, cerdo, chivo y trucha, combinados con hierbas aromáticas y productos regionales, frutas y verduras de la finca. “Los platos se trabajan junto a los vinos, en sus sabores, cortes y aromas para obtener un buen maridaje”, dice.
El chef recuerda que aprendió a cocinar gracias a los consejos de su abuela, con la que convivió durante su infancia. Y cuenta: “Me encanta cocinar a la parrilla, pescados y pastas, también los panificados dulces y salados”.
El concepto de su cocina es que sea saludable, para que pueda comer una persona con celiaquía o diabetes, sin ningún problema. Y se incorporó el menú de niños para que toda la familia disfrute del paseo.
Videla Aranda 7008. Cruz de Piedra, Maipú.
Lunes a viernes. Horarios de visitas: 9.30, 11.30 y 15.30.
Sábados. 9.30 y 11.30.
Reservas: constanzah@enemigowines.com; facebook.com/casaElEnemigo
fuente: clarín