syrah o shiraz ? vino y mitologia
Una uva que fué un mito de la vitivinicultura milenaria se cultiva hoy en el mundo.
Ninguna otra uva de la familia de la vitis vinífera ha causado en la historia del vino tanto revuelo como la syrah o shiraz. Esta duplicidad en la denominación proviene de la adaptación de esta uva a suelos de distintos países. Hoy. mientras en Europa se la llama con el nombre de Syrah, en otros lugares productores, como Australia. se la nombra Shirah. En otras regiones como Sudáfrica se ha hecho costumbre etiquetar los vinos con la duplicidad de la nominación, vale decir: Syrah-Shiraz. De una u otra manera, es la misma uvaEn Australia, ocupa un tercio del área cultivada, y a menudo se hacen vino mezclando la Shiraz y la Cabernet Sauvignon, otro patrimonio antiguo de la enología del mundo.
Otras áreas de cultivo son: Africa del Sur, Estados Unidos, Chile, Argentina e Italia, Toscana en especial, en el área de Cortona, y Lazio y Piamonte, en esta última región en el modo menor.
Este año también se han logrado excelentes resultados en Sicilia, donde el clima es particularmente adecuado para el cultivo de esta variedad.
Mitos y leyendas sobre el vino: Syrah.
El origen de esta uva es muy incierto, ya que algunos estudiosos sostienen que proviene de Persia (Irán), donde hay un pueblo que lleva exactamente el mismo nombre. Otros en cambio dicen que la procedencia es de Syracuse.
En este contexto también hay una parte de la leyenda, la de “Hermitage”, vinculado al caballero templario Henri Gaspar de Sterinberg que en el siglo XIII volvió de la Cruzada con algunas estacas de Syrah que las plantó en la colina del Hermitage, en el norte del Ródano, donde aún se producen vinos de gran valor.
Cuando los dioses se fueron de copas
En esta oportunidad vamos a retomar la historia del vino, viajando muy lejos en la línea de tiempo, para adentrarnos en la mitología de los pueblos persa, egipcio, griego y romano. Conoceremos sus dioses y leyendas alrededor del vino, lo cual nos demostrará, una vez más, la importancia de ésta bebida en su cultura y religión; que es la misma importancia que tuvo a lo largo de toda la historia de la humanidad, llegando al punto extremo de inspirar frases como la del escritor francés François Rabelais: “El vino es lo que más ha civilizado al mundo”.
Cuenta una vieja leyenda persa que en el año 4.000 antes de Cristo, un ave que surcaba el cielo dejó caer unas semillas a los pies del rey y semi-dios Djemchid. Al tiempo, de esas semillas comenzaron a crecer unas plantas que dieron abundantes frutos (uvas), los cuales fueron recolectados y guardados en el depósito real. Estando allí adentro, las uvas desataron su fermentación natural, despidiendo el dióxido de carbono producido por la misma y llenando el depósito con su característico aroma.
Cuando la esposa favorita del rey, como consecuencia de sus celos hacia otra mujer, buscó veneno para suicidarse, llegó hasta el lugar donde fermentaba el oscuro jugo de las uvas. Pensando que era una poción, la bebió con la intención de matarse. Momentos después, fue hallada danzando y cantando alegremente, por supuesto, bajo los efectos de lo que había tomado. El rey llamó a esa bebida con el nombre de Darou é Shah, que significa “el remedio del Rey”. De la deformación de esa palabra deriva el nombre de Shiraz, o Sirah, cepaje proveniente de la antigua región de Persia. Decían los persas, que allí nació el vino.
Según los historiadores, la viticultura nacida en el Cáucaso, llegó a su primer momento de esplendor en los tiempos de los faraones de Egipto. Fueron los egipcios los que idearon técnicas innovadoras, como por ejemplo el prensado de uvas. Esto y mucho más fue gracias al rey-dios Osiris, quien (según la mitología) le enseñó a la humanidad el cultivo de la vid, cómo cosecharla y cómo guardar el vino resultante de su jugo. En tanto que la diosa de la agricultura, Isis, esposa de Osiris, se ocupaba de proteger y cuidar el proceso de vinificación en las primitivas bodegas.